sáb. Mar 25th, 2023
Según E. Raúl Zafaroni, “el Law Fare consiste en la persecución mediático-judicial de líderes políticos que el colonialismo financiero emplea para neutralizar los movimientos nacionales en su guerra híbrida contra los Estados de derecho y las democracias de nuestra América”.

EL LAW FARE A PLENO REUNIDO EN UN ENCLAVE BRITÁNICO DENTRO DE TERRITORIO ARGENTINO. UNA METÁFORA DE LO QUE VENDRÁ.

LAW FARE

LAW FARE EN OFENSIVA

Según E. Raúl Zafaroni, “el Law Fare consiste en la persecución mediático-judicial de líderes políticos que el colonialismo financiero emplea para neutralizar los movimientos nacionales en su guerra híbrida contra los Estados de derecho y las democracias de nuestra América”.

En la tarde del 5 de diciembre el partido judicial argentino ganó una nueva batalla en una guerra cuyo teatro de operaciones es Latinoamérica, pródiga en presidentes cuyo progresismo resulta estéril ante el avance de las derechas de la mano del law fare.

En Argentina, los poderes judiciales vernáculos y el verdadero poder, el del monopolio mediático, se reúnen en escondidos lagos del sur para planificar las futuras operaciones en contra de cualquier objetivo nacional y popular que se proponga el gobierno, amañando pruebas y disfrutando de los lujos que le brinda ser condescendiente con la corona inglesa.

¿Qué demonios hacían en el paradisíaco enclave británico de Joe Lewis empresarios, políticos y fiscales, todos ellos enemigos acérrimos de Cristina y del gobierno actual?

¿Qué motivos tendría su anfitrión inglés que no fuese asegurarse la impunidad total para apropiarse de tierras fiscales y utilizar su aeropuerto privado para introducir o sacar lo que se le ocurra hacia la madre patria británica?

Si los poderes fácticos y judiciales son los que hacen negociados y contubernios con quienes nos someten desde los orígenes de la república, no hay duda de que el law fare implica colonizar el Estado de derecho  para anular cualquier tipo de lucha a favor de la soberanía y de la ley.

Asimismo, el poder del partido judicial ha demostrado que es absoluto e impune, dado que sin haber sido elegidos por el voto popular puede controlar y juzgar a los otros poderes que son elegidos por la mayoría del pueblo, mientras que a ellos nadie los puede juzgar.

Tal es así que en la causa por el escandaloso viaje a Lago Escondido financiado por el grupo Clarín,  el fiscal general porteño Juan Bautista Mahíques cuenta cómo “negoció” con la fiscal subrogante de Bariloche María Cándida Etchepare para que enviara la causa a Comodoro Py. Además acordó que pediría medidas de prueba que fueran inconducentes para poder cerrarla y evitar una investigación por dádivas.

Todo sucede de una manera tan vertiginosa que apenas podemos interpretar el aluvión de memes, Tik Toks y publicaciones en las redes festejando la sentencia de Cristina a seis años de prisión e inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos por administración fraudulenta.

Era esperable el festejo de todo el arco político macrista, del monopolio mediático y de la parte corrupta del poder judicial, pero resulta trágico ver la dramática incongruencia de un amplio sector de la sociedad que replica dicho festejo a través de las redes, asistiendo a su propia derrota como a un triunfo secreto.

EL LAW FARE DEL ODIO

En este vago territorio colonizado por el Law Fare, muchos argentinos prefieren perder todos los derechos adquiridos durante las arduas luchas sociales del siglo XX con tal que Cristina vaya presa.

La derecha más arcaica y clasista, más esa parte extensa de la sociedad argentina que volvió a derechizarse, ven con regocijo los padecimientos de CFK, los del gobierno y los del peronismo.

Es el law fare del pensamiento: eliminar para siempre al peronismo para convertirnos en “un país serio”, a imagen y semejanza de quienes sólo ven en el pueblo argentino mano de obra barata, entre tanto, horizontes cortos, conductas miserables y la dificultad de identificar a la verdadera barbarie.

Hay un componente antiperonista en esta sociedad que, aun a costa de sufrir como todos, los embates de la inflación, disfruta este momento gracias a una homogenización del pensamiento y una estandarización del discurso.

Todos los avances en las protecciones sociales que se lograron a través de la revolución peronista, el Law Fare los vuelve a su estado pre-revolucionario, auspiciando la desperonización de la sociedad.

En este proceso, la ultraderecha le roba a la izquierda su lenguaje, secuestra su historicidad y la revolución pasa a ser un fenómeno del pasado que el neoliberalismo borra hábilmente.

Para el psicoanalista Jorge Aleman, “cuando un pueblo entiende que la ley a veces no es la ley, sino un instrumento arbitrario del poder, ha realizado una operación subjetiva y política de primer orden”, pero lamentablemente vivimos en un momento de final de ciclo donde ya es tarde cualquier reflexión filosófica.

Aparentemente, la justicia ha sido asesinada por algunos jueces y fiscales que se pretenden dueños de la república, la democracia y todo lo viviente.

Como diría el nuevo Zaratustra: ¿Será posible? Pobres ilusos, tienen todavía fe en que todo se resuelve en los tribunales. No han oído aún en su bosque que la Justicia ha muerto.

Alejandro Lamaisón

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